La iluminación ideal para una práctica puede variar según el tipo de oficina y las necesidades especiales, pero hay algunos principios generales que se pueden aplicar.
Es decir, la iluminación debe proporcionar suficiente luz para todo el espacio de la oficina. Se recomienda utilizar lámparas con distribución uniforme de la luz para evitar sombras y reducir la tensión ocular.
Para tal propósito como la opción más lógica, se imponen lámparas LED. Las opciones duraderas también son efectivas.
Se debe prestar especial atención a la iluminación de las áreas de trabajo, como las mesas de inspección o las mesas de operaciones. Aquí es necesario utilizar lámparas que proporcionen luz brillante y direccional para garantizar una buena visibilidad y precisión.
Se recomienda utilizar luz blanca que se acerque a la luz del día. Esto ayuda a mantener la apariencia natural de los colores y proporciona una mejor percepción de los detalles.
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Además, se necesita una iluminación que se pueda ajustar a la intensidad y el tono de la luz permite flexibilidad y adaptación a diferentes necesidades, como exámenes, intervenciones o relajación de los pacientes.
Al hacerlo, las persianas en las ventanas u otras fuentes de luz pueden ayudar en esto. Pero los focos también pueden ser útiles dado que permiten dirigir la luz a ciertas áreas que requieren atención adicional.
Finalmente, es importante tener en cuenta la ergonomía de la iluminación para reducir la fatiga visual y crear un ambiente agradable para los pacientes y el personal de atención médica. Es recomendable consultar a un especialista en iluminación que tendrá en cuenta la peculiaridad del local y el propósito de la oficina para proporcionar la mejor solución.